Reestructurar la deuda será fundamental para las “empresas viables”
El Gobierno hondureño presenta su tercera revisión de un Acuerdo Stand By con el FMI, más allá de las cifras y planes propuestos, el FMI tiene un enfoque general sobre las prioridades en las políticas que deben aplicarse frente al impacto del Covid-19.
Prioridades en materia de políticas
En el informe, “La persistencia de la pandemia nubla la recuperación de América Latina y el Caribe”, Samuel Pienknagura, Jorge Roldós y Alejandro Werner, se refieren a la problemática regional y el camino a seguir.
Las enérgicas medidas de política que adoptaron muchos gobiernos fueron cruciales para amortiguar el impacto económico y social de la pandemia, pero su legado será niveles más elevados de deuda pública y privada, reconocen los analistas.
“Las políticas deben seguir centrándose en contener la pandemia y cimentar la recuperación. Se debe evitar retirar el apoyo fiscal demasiado pronto. Pero ese apoyo ha de ir acompañado de compromisos explícitos, enmarcados en leyes y claramente comunicados para consolidar y recomponer los márgenes de maniobra a mediano plazo”, señalan.
Una vez que la pandemia esté bajo control y que la recuperación esté bien encaminada, estos compromisos deberán ejecutarse, lo que implica que habrá que afianzar las anclas a mediano plazo y las reformas fiscales estructurales reforzando los estabilizadores automáticos, las redes de protección social y el acceso a servicios de salud y educación, y preservando la inversión pública.
Regulación financiera
La regulación financiera tendrá que abordar los riesgos para la estabilidad financiera que pueden surgir de la crisis. La proporción de deuda empresarial en riesgo (es decir, cuando las ganancias son menores que el gasto en intereses) se ha duplicado, de 14 por ciento en diciembre pasado a 29 por ciento en junio, y en un escenario adverso podría aumentar más en 2021.
“Reestructurar la deuda será fundamental para que las empresas viables recobren la salud financiera. En el caso de las no viables, se necesitarán marcos de quiebra eficientes y equitativos que distribuyan las pérdidas entre inversionistas, acreedores, propietarios, trabajadores y el gobierno”.
A pesar del deterioro de las hojas de balance de las empresas, los bancos de América Latina siguen mostrando solidez. Los bancos estaban en una posición relativamente solida al inicio de la pandemia, con abundantes reservas de capital y de liquidez y un bajo nivel de préstamos en mora.
La mayoría estará en condiciones de mantener los coeficientes de capital exigidos, incluso en un escenario peor. Sin embargo, conforme se recupere la actividad, los bancos tendrán que recomponer las reservas de capital para garantizar la estabilidad financiera a mediano plazo. Los países deben vigilar las instituciones más débiles en caso de que la pandemia persista y provoque una recesión más prolongada y severa.
Una recuperación más débil de lo esperado y los riesgos de una pandemia más persistente plantean disyuntivas difíciles para los gobiernos.
Las secuelas a más largo plazo y el menor crecimiento del producto potencial se suman a otros retos de las políticas a corto plazo. Si bien algunas reformas estructurales pueden apuntalar la confianza y la recuperación, sobre todo si sirven para sentar las bases para un proceso de crecimiento más sostenido e inclusivo en el futuro, las secuelas de la pandemia podrían ensombrecer las inciertas perspectivas para la región, concluyen los expertos del FMI.