El Banco Mundial llevó a cabo en Nigeria uno de sus encuentros previos a la primera reunión de primavera del año que se celebrará del 10 al 16 de abril en Washington (EE UU), entre la entidad y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
En el evento, hizo presencia el saliente presidente del Banco Mundial, David Malpass, quien analizó los desafíos que afronta la política de desarrollo, entre ellos la necesidad de una estabilidad macroeconómica, la importancia del capital privado para la integración internacional y la creciente necesidad de apoyar los bienes públicos mundiales.
En su discurso, se refirió a las tensiones financieras y macroeconómicas que vive el globo actualmente, con altas tasas de inflación y de interés, y al nerviosismo de los mercados por los desplomes de varias entidades bancarias en EE UU y Europa.
Malpass dijo que “los gobiernos del mundo deben prepararse para una prolongación de las tensiones bancarias”. Frente a esto, recomendó a los gobiernos una serie de acciones de mitigación, teniendo en cuenta que, luego de la pandemia, los países en todo el mundo registraron déficits presupuestarios y aumentaron la deuda pública.
“Es clave adoptar un marco de políticas fiscales sólido. Por el lado del gasto, deben aumentar la eficiencia en el gasto público, eliminar los subsidios excesivos y regresivos y mejor los procesos de adquisiciones públicas. Por el lado de los ingresos, los gobiernos deben reducir exenciones impositivas y ampliar la base imponible. La aplicación de una disciplina fiscal a largo plazo es vital para atraer capital privado y frenar la desigualdad derivada de las devaluaciones de las monedas”, dijo Malpass.
También, alertó que todo esto lo están sufriendo con mayor impacto los países en desarrollo, pues “mas de la mitad de los países más pobres del mundo están en situación de sobrendeudamiento, dijo el presidente del Banco”.
Para entender mejor el contexto macroeconómico en el cual estamos, Malpass dijo que todo es un rezago de largo plazo de la pandemia; y de fenómenos más recientes como la guerra en Ucrania.
” La pandemia del covid-19 cobró millones de vidas y causó muchas pérdidas de empleo e interrumpió la cadena de desabastecimiento. Esto también desencadenó respuestas en materia de políticas extraordinarias con consecuencias macroeconómicas que todavía se sienten, la inflación se disparó con los gobiernos dando ayudas fiscal y monetario a gran escala para luchar contra la pandemia, principalmente en economías avanzadas; luego la guerra en Ucrania que desencadenó escasez de combustibles, alimentos y fertilizantes. Los desastres naturales también golpearon fuerte, con los terremotos en Turquía o las inundaciones en Siria. Los países en desarrollo han sufrido más esta crisis. La pandemia aumentó las tasas de pobreza extrema mundial, de un 8,4% a un 9%, el mayor aumento en la historia. La tasa de muertes aún no se ha podido calcular”, detalló David Malpass.
“Un número creciente de países en desarrollo están enfrentando la posibilidad de crisis nacionales grandes, con una desaceleración del crecimiento económico, aumento de la pobreza, del hambre, deuda pública a niveles insostenibles con tasas de interés también en aumento. Ahora, hay mecanismos pocos eficaces para resolver el sobrendeudamiento económico”, agregó.
Para seguir contrarrestando las deficiencias económicas a escala global, en su discurso el presidente del Banco Mundial se dio a la tarea de enumerar los principios económicos claves para el desarrollo en todos los países.
“En primer lugar, la estabilidad macroeconómica es crucial. La imprudencia fiscal precariza los servicios esenciales y la inflación perjudica a los pobres. En segundo lugar el impulso de políticas que incentive la inversión privada debería seguir siendo siempre una de las principales prioridades porque sin ello no habría crecimiento económico. En tercer lugar, aumentar el comercio internacional libre y justo debería ser una prioridad puesto que fomenta la eficiencia y crea enormes oportunidades de desarrollo. En último lugar, fortalecer los mecanismos de la comunidad internacional para financiar el suministro de bienes públicos y mundiales, ya que las repercusiones climáticas, conflictos y pandemia harán retroceder el progreso humano a menos que mejore la eficiencia de los esfuerzos mundiales”, dijo.
Pero, ahora, todo esto, el trabajo de liderar esa reforma económica mundial recaerá en Ajay Banga, un hombre de negocios indio estadounidense y ex director ejecutivo de Mastercard que el presidente Joe Biden nominó para reemplazar al presidente del Banco Mundial, David Malpass, quien renunció. Las nominaciones cerraron el 29 de marzo de 2023, sin otros candidatos declarados públicamente.