En Latinoamérica el incremento fue del 119,2% en tráfico y 93% en capacidad operativa
El tráfico aéreo mundial recuperó el año pasado el 68,5% de los niveles anteriores a la pandemia y aumentó 64,4% respecto de 2021, según las cifras publicadas el lunes por la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA).
En el reporte, América Latina fue una de las que mejor se comportó, por lo menos en términos de ocupación. Todo esto luego de que las aerolíneas del mundo registraran dos de sus peores años desde la pandemia, en el que, por ejemplo, en 2020, la caída en el número de pasajeros registró la alarmante cifra de 94,5%.
“La industria salió de 2022 mucho mejor de lo que entró, ya que la mayoría de los gobiernos levantaron las restricciones de viaje por el covid-19 durante el año y la gente aprovechó la restauración de su libertad para viajar. Se espera que este impulso continúe en el nuevo año, a pesar de las reacciones exageradas de algunos gobiernos ante la reapertura de China”, dijo Willie Walsh, director General de Iata.
Por regiones, como se mencionó, Latinoamérica fue una de las que mejor se comportó, luego de que en 2020 el número de pasajeros cayera por encima del promedio global, alrededor de 96%. En la región, según la Iata, las aerolíneas latinoamericanas registraron un aumento del tráfico de 119,2 % en 2022 con respecto a todo el año 2021. En cuanto a la capacidad anual, esta aumentó un 93,3 % y el factor de ocupación aumentó 9,7 puntos porcentuales hasta 82,2 %, el más alto entre las regiones.
Pero fue la región de Asia Pacífico la que más creció. Las aerolíneas de esa zona registraron un aumento de 363,3 % en el tráfico internacional de todo el año 2022 en comparación con 2021. En Oriente Medio fue de 157,4%, en Europa 132,2 %, en Norteamérica 130,2 % y en África 89,2%.
Sin embargo, aún con las diferentes crisis que enfrenta el globo, el sector aún tiene tela por recoger. Por ejemplo, con la reciente reapertura de China, esa recuperación está llamada a continuar, afirmó el responsable de la Iata.
“Es vital que los gobiernos aprendan la lección de que las restricciones de viaje y los cierres de fronteras tienen poco impacto positivo en términos de frenar la propagación de enfermedades infecciosas en nuestro mundo globalmente interconectado. Sin embargo, tienen un enorme impacto negativo en el sustento de las personas, así como en la economía global”, dijo Walsh.