China redujo su crecimiento durante el tercer trimestre del año y su Producto Interior Bruto (PIB) aumentó un 6,5% interanual, datos con los que el gobierno avisa de una ralentización de su economía y mayores presiones a la baja.
El crecimiento, el más débil desde el primer trimestre de 2009, se ralentizó con respecto al del 6,7% del segundo trimestre de este año, algo previsto por los analistas, que sin embargo pronosticaban que la desaceleración fuera algo menor, de un 6,6% para este periodo.
Los datos, divulgados hoy por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONE), muestran que el PIB chino alcanza los 65,09 billones de yuanes (alrededor de 9.38 billones de dólares), en sintonía con las expectativas del gobierno, que se había fijado un objetivo de crecimiento del 6,5% para 2018.
Según apuntó el portavoz de la ONE, Mao Shengyong, estas cifras constituyen “una base sólida para lograr el objetivo anual de desarrollo económico”, y se dan en un marco en el que la economía china ha seguido creciendo “en un rango razonable”.
Mao reconoció que la guerra comercial con Estados Unidos podría tener un impacto en la economía china en el futuro, pero subrayó que cifras como las del comercio exterior han sido “mejores de lo esperado” y que China tiene “un mercado enorme que sigue creciendo y que es capaz de atraer una gran cantidad de inversión”.
“Hay incertidumbres, pero también tenemos certezas, y si nos centramos en manejar nuestros asuntos de forma correcta, podremos cumplir con los objetivos para este año y el próximo”, señaló.
De acuerdo con un informe publicado hoy por la firma de análisis Capital Economics, las cifras divulgadas evidencian que la economía china se está enfriando y que serán necesarias más políticas de flexibilización fiscal y monetaria para estabilizar el crecimiento.