Los apagones y cortes de energía podrían durar más de lo esperado si no se revierten los planes en la estatal de energía. Al menos esa es la opinión de los analistas y expertos del sector, con los que coinciden las distintas organizaciones empresariales afectadas por los constantes cortes de suministro.
Erick Tejada, gerente interino de la ENEE, reiteró que se trata de una crisis heredada, y Wilfredo Flores, Comisionado de la CREE, sostiene que la compra de 180 megavatios se tenía programada en el mercado regional, pero se tuvo “condiciones técnicas regulatorias” que lo impidieron.
Agregó que se avanzó en la contratación de obras para mejorar la transmisión y las subestaciones para una mejor atención a mediano plazo.
Sin embargo, el analista Kevin Rodríguez opina diferente. La situación se pudo evitar o al menos reducir el impacto, pero hubo una combinación de elementos negativos como “inexperiencia e improvisación. No es primera vez que Honduras compra en regionales, hemos sido un país importador neto desde hace más de ocho años, y lo que sucede es que cada país planifica” para los períodos de sequia.
Para el ex gerente de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE), Manuel Arriaga Yacaman, el resultado es desalentador y pronostica que la crisis se extenderá hasta 2024. “No quiero ser ave de mal agüero, pero sí hay que tomar las medidas, a corto, mediano y largo plazo se podría hablar de cuál es el efecto. Si el gobierno no tomas las medidas las consecuencias para el país serán fuertes”, declaró.
La proyección de demanda de energía para este año, no fue atendida de manera seria por las autoridades y ahora no existe capacidad en los distintos niveles de la cadena de suministro, generación, transmisión y distribución , para atender la demanda.
La licitación de energía está retrasada por dos años y necesita cinco años de anticipación tal como hacen otros países. Los contratos directos son onerosos y tienen riesgos para las finanzas de la ENEE.
“En estos temas no se puede improvisar, no se pueden operar plantas de un día para otro, en transmisión es igual, un transformador de una subestación -que es lo que afecta al sector de Omoa- tarda aproximadamente entre dos y dos años y media para fabricarse, trasladarse e instalarse, es decir que las soluciones no se dan en el corto plazo, por eso la planificación debe ser con cinco años de anticipación para adaptarse a este tipo de emergencias”, apuntó.
Como una opción, recordó la crisis de 1995-1996 y el acuerdo entre el gobierno y la empresa privada, que permitió el acceso a 100 megavatios cuando se les pidió a las empresas con generación a generar en las horas de máxima demanda y la ENEE les devolvió esa energía cuando la crisis había pasado.
Otra solución sería que la empresa privada acepte una tarifa horaria estacionaria para que en las horas pico de máxima demanda baje el consumo y esto resuelve el problema de generación, transmisión y distribución.
Además, propuso cambiar 500 mil lámparas de mercurio y vapor de sodio, apagar las que están encendidas en el día que podría ahorrar unos 40 megavatios. La compra regional y regresar al arrendamiento de pequeñas maquinas de diésel para las subestaciones.