La pandemia del Covid-19 provocará en El Salvador una recesión económica profunda, en la que la población en pobreza pasará del 30% actual, a más del 50%, según proyecta la Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (Fusades).
En su “Informe de Coyuntura Económica a mayo de 2020”, la organización sostiene que la crisis sumirá a más de la mitad de los salvadoreños en la pobreza, lo que implica décadas de retroceso en materia de desarrollo. Pidió valorar una reapertura ordenada de la economía.
Pedro Argumedo, investigador del Departamento de Estudios Económicos de Fusades, dijo que la pandemia ha puesto en descubierto las debilidades que arrastraba la economía, pero que tras una cuarentena de 75 días, el país ha entrado a una recesión profunda, hay un alto riesgo de insostenibilidad de la deuda, y hacen falta de recursos para atender los gastos de la administración pública.
Las proyecciones apuntan a que el Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador caerá, en el menos grave de los casos, un -5.4 % al cierre de 2020, pero en el escenario más grave, sería un -7.4 %. “Implica la mayor caída en cuatro décadas”.
Estas cifras, destaca, significan desempleo, pobreza, hambre. “Se proyecta que 64.600 trabajadores formales registrados en el ISSS perdieron el empleo a abril, y que 161.600 perderían su empleo informal”, dijo Andrés Oliva, también investigador de la fundación.
La cuarentena ha llevado a que 1.17 millones de trabajadores no estén laborando, estos representan el 42 % de la Población Económicamente Activa (PEA) privada. Entre estos están 818,000 trabajadores informales y 356,800 formales.
Además de la reducción del empleo, hay ya una marcada caída en las remesas familiares, que bajaron un 40 % en abril pasado, en términos interanuales. Fusades calcula que la reducción total de estos envíos andaría entre los $1.400 a los $2.080 millones al cierre del año, equivalente a entre un 5.8% a un 8.3% del PIB.
Como resultado del desempleo y la baja en las remesas, la pobreza aumentaría del 30.9% actual, a un 51.4 %. “Significa que entran 1.36 millones de personas a la pobreza, implica retroceder 22 años en materia de desarrollo humano. Recuperar la calidad de vida tomará varios años, mientras probablemente empujará la migración”, agregó Argumedo.
Cuarentena y producción La cuarentena de 75 días aplicada en El Salvador ha sido acatada por la población, ocupando el primer lugar en América Latina en reducción del tráfico vehicular (-74%) según datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Aún así, los casos confirmados siguen creciendo. “Hay señalamientos sobre calidad de las estadísticas y subregistros, que deben subsanarse para atender mejor la pandemia y tomar mejores decisiones de política pública”, comentó Argumedo.
La crisis ha detenido la actividad productiva. Fusades realiza mes a mes una encuesta empresarial, de la que deriva índices y datos comparables a través del tiempo. En mayo, por ejemplo, registran una caída del 86.3 % en el indicador mensual de ventas, el mayor de la historia desde que se ha estado calculando. “En la crisis de 2009, la reducción fue de -64.3 %”, contextualizó Argumedo.
El Indicador de empleo bajo un 25.9% en el mismo mes, lo que muestra cómo el empleo se está perdiendo. El Banco Central de Reserva (BCR), reporta a marzo pasado una caída del -2.8% en el Índice de Volumen de la Actividad Económica (IVAE), un indicador que se acerca al PIB.
El Índice de confianza empresarial también cayó -54.7% en mayo. Este era uno de los factores que había crecido en los últimos meses, tras la llegada de Nayib Bukele a la presidencia.
“Entre todo esto, las debilidades que va mostrando la economía, el sector bancario se mantiene líquido, sólido y solvente, lo que le ha permitido atender la demanda del crédito, y ha sido clave para atender el gasto público para la emergencia, al comprar los títulos de corto plazo del Estado por más de $700 millones, sin ese financiamiento la crisis hubiera estallado en marzo”, concluye Argumedo.