Honduras se ubicó en la posición número 11, de 84 países, en el “Índice de infiernos fiscales”, ranking que evalúa altos regímenes fiscales con malos manejos gubernamentales y que por segunda vez es cuantificado por The 1841 Foundation. En 2022 ocupó la octava posición.
La medición destinada a destacar los países que, además de tener, por lo general, una gran voracidad fiscal, también ofrecen baja o nula seguridad jurídica. En esta oportunidad, el ranking, que evaluó a 82 países de América y Europa, evidencia el deterioro en Argentina y Brasil, además agrega a El Salvador entre las 13 peores posiciones.
(VEA: Honduras en el Top 10 del ranking global de infiernos fiscales de 2022)
Los resultados son en función de datos obtenidos de fuentes públicas, específicamente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial.
De esta forma, el trabajo diferenció tres grupos: los infiernos fiscales (del puesto 1 al 13 del ranking), los países en riesgo de convertirse en uno (ocupan del lugar 14 al 32) y los países en situación de normalidad (del lugar 33 al 82 del ranking).
Obviamente, la parte más baja del ranking está integrada por países que podrían ser considerados paraísos fiscales (entre ellos, Malta, Luxemburgo, Suiza e Irlanda) y por países que, si bien tienen impuestos altos, ofrecen una gran seguridad jurídica a sus habitantes y a quienes realicen inversiones o negocios allí (Dinamarca, Suecia y Noruega).
Top 13 del ranking de infiernos fiscales
En el Top 13, hay dos agregados (Brasil y El Salvador), y uno que logró salir (Bosnia y Herzegovina). Una vez más, el top 3 de Infiernos Fiscales incluye a dos países latinoamericanos. El primer lugar del ranking ha sido para Bielorrusia, con Venezuela y Argentina siguiéndola a continuación.
Les sigue Ucrania, Brasil, México, Bolivia, Nicaragua, Rusia, Surinam, Honduras, El Salvador y Haití.
“Honduras continúa siendo uno de los países más pobres del hemisferio occidental. Antes de los dos impactos sufridos en 2020, aproximadamente el 25,2% de la población hondureña vivía en situación de extrema pobreza, y casi la mitad de la población (4,4 millones de personas) vivían en condiciones de pobreza, según los indicadores oficiales”, destaca el informe.
La situación de América del Sur es la siguiente: Venezuela, Argentina, Bolivia y Brasil fueron catalogados como infiernos fiscales. Ecuador, Paraguay y Colombia ingresaron en la clasificación de países en riesgo y, por último, Perú, Uruguay y Chile se consideraron países en situación de normalidad.
Cómo se realizó el estudio
La metodología utilizada para realizar este índice consistió en evaluar a cada uno de los 82 países integrantes del ranking a través de una variable cuantitativa, que representa el 60% de la puntuación total, y una variable cualitativa, que responde a la calidad de gobierno, y representa el 40% de la puntuación total.
En la variable cuantitativa se tuvo en cuenta la presión fiscal -medida como impuestos totales en porcentaje del PBI-, la presión de la deuda media -medida como el total de la deuda pública sobre el PBI-, la presión inflacionaria -medida como un índice de inflación- y la potencial presión fiscal -medida como la diferencia entre gastos e ingresos públicos sobre el PBI-. Toda la información fue extraída de datos del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial.
A nivel cualitativo, los indicadores considerados fueron la voz y rendición de cuentas, el Estado de derecho, la calidad de la regulación, la estabilidad política, la eficiencia estatal y el control de la corrupción.
¿Qué es un infierno fiscal?
“Si bien la presión fiscal es un factor importante, creemos que un “Infierno fiscal” no se limita únicamente a un país con altos impuestos, sino más bien a un país en el cual el Estado de derecho es débil y los derechos a la privacidad y a la propiedad no se protegen como es debido”, dice el informe.
Por lo tanto, en los resultados, es posible que los países con gobiernos de alta calidad y estabilidad económica y legal tengan altos impuestos (por ej., Dinamarca), pero no se considerarían infiernos fiscales.
De hecho, entre los primeros 13 países clasificados como infiernos fiscales se encuentran aquellos con impuestos bajos y altos, pero todos tienen gobiernos de baja calidad, alta corrupción y discrecionalidad, una gestión económica pobre, instituciones débiles y baja o nula seguridad jurídica.