En Latinoamérica la baja es de 37%, en “primer año de la pandemia”
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad por sus siglas en inglés), presentó los niveles de inversión extranjera directa (IED) en el mundo durante el primer año de pandemia, se evidenció que este rubro se desplomó 42%, mientras que en América Latina y el Caribe se dio una caída de 37%, a un estimado de $101.000 millones.
Solamente en Suramérica estos flujos de inversión cayeron 46%, a un estimado de $60.000 millones.
Las inversiones extranjeras, que para 2019 habían alcanzado los $1,5 billones, registraron una caída récord a $859.000 millones tras el descalabro financiero de 2020 ocasionado por la pandemia. Es decir 642.000 millones de dólares menos.
Esta cifra está más de un 30% por debajo del mínimo registrado tras la crisis financiera de 2009 y significó el regreso a un nivel que no se veía desde la década de 1990.
En Latinoamérica, los flujos de IED en Chile experimentaron una contracción de 21% durante el año pasado. En Brasil, la disminución fue de 46%; en Argentina, de 47%; en Colombia, de 49%, y en Perú, de 76%.
Si se compara con los demás países latinoamericanos, México registró un descenso relativamente bajo, pues este fue de 8%. Este mejor desempeño se explica, en parte, por las ganancias derivadas de algunas reinversiones.
Sin embargo, la industria automovilística mexicana se vio especialmente golpeada, pues registró una caída de 44% en los flujos de IED.
Para poder acelerar la recuperación de la inversión extranjera directa, los analistas estima que es necesaria la voluntad política y la flexibilización de las condiciones para los nuevos inversores. Además, el analista detalló que las estrategias geopolíticas serán esenciales en las nuevas negociaciones.
Dentro del informe también se evidenció que la contracción de la inversión extranjera directa afectó con mayor fuerza a los países desarrollados, donde la caída fue de 69%, a un estimado de $229.000 millones y la peor reportada en 25 años. En contraste, la caída de la IED en los países en vía de desarrollo fue de 12%, a un estimado de $616.000 millones.
Mayor impacto en Europa
Por el lado de las economías desarrolladas, la Unión Europea registró un desplome de 71%, a un estimado de $110.000 millones. En 2019, la IED en este conjunto de países alcanzó los $373.000 millones.
En esa zona del mundo, países como Alemania, con una caída de 61%; Italia; Reino Unido, cuyos flujos se redujeron a cero, y Francia, con 39%, sufrieron el desplome de la IED. En cambio, Suecia, por ejemplo, duplicó las inversiones y en España aumentaron 52%.
África y algunas regiones de Asia también reportaron números rojos, aunque allí la situación se caracterizó por un contraste donde unos perdieron, otros se mantuvieron, y muy pocos lograron algún crecimiento en materia de inversión extranjera directa.
En África, por ejemplo, el descenso de la inversión fue de 18%. En cambio, Asia el continente que mejor manejó la crisis, con una caída de solo 4% durante el 2020, por lo que concentró más de la mitad de las inversiones foráneas del planeta.
Allí se ubicaron las dos únicas economías en el mundo que no reportaron pérdidas y que, por el contrario, lograron un crecimiento de 2,3% general. Una fue China, donde la IED aumento 4%, y la otra fue India, donde creció 17%, con una inyección de $57.000 millones en inversión de otros países.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, informó que no se prevé una recuperación de las inversiones extranjeras sino hasta iniciado 2022, cuando la economía mundial encuentre un nivel de equilibrio prepandemia. Por el contrario, se pronosticó un profundización de la caída de las inversiones de entre 5% y 10% durante 2021.
La Unctad prevé una recuperación en forma de U durante los próximos años
De acuerdo con James Zhan, director de inversiones de la Unctad, la inversión extranjera directa probablemente tendrá una recuperación en forma de U, más lenta que la del comercio exterior y el PIB globales, que se espera se recuperen en V, ya que los proyectos de inversión internacionales suelen reaccionar a las crisis con cierto retraso. Esto a causa de que la contracción de la inversión afectó especialmente a los países desarrollados, donde cayó 69 % hasta alcanzar el peor nivel de los últimos años.