El gigante estadounidense JP Morgan llevó a cabo en la noche del miércoles una operación sin precedentes para el sector financiero internacional: la emisión de $10.000 millones en bonos sénior para captar liquidez y cubrir sus necesidades. De una tacada y sin temor al coronavirus.
El banco que preside Jamie Dimon acudió al mercado con volúmenes que le permiten codearse con los departamentos del Tesoro Público de varios países. De hecho, ayer se produjeron varias emisiones de deuda soberana, entre ellas una de Arabia Saudí por $7.000 millones, que se quedaron lejos de la cifra de la entidad norteamericana.
JPMorgan desbanca así el registro de HSBC, que en 2016 había colocado nada menos que $8.000 millones.
El gigante estadounidense ha llevado a cabo su emisión de deuda justo después de presentar los resultados del primer trimestre. Las cuentas reflejaron un descenso del beneficio del 68% por el aumento extraordinario de provisiones para hacer frente al deterioro de su actividad que pueda derivarse de la crisis del coronavirus.
“Es toda una declaración de intenciones a las agencias de ráting y a los propios mercados. Por si tenían alguna duda de si la entidad estaba en una posición débil como en la crisis financiera de 2008”, aseguran fuentes de un banco de inversión.
JPMorgan decidió estructurar su operación en cuatro tramos, con vencimientos a cinco, diez, veinte y treinta años; con el objetivo de apelar a inversores de todos los perfiles. Pero este gesto no le ha salido gratis al que es el primer banco por capitalización bursátil del mundo. Emitir en plena crisis del coronavirus tiene un precio y este ha sido de entre el 2,8% y el 3,1%, es decir, 175 y 185 puntos básicos sobre el Sofr, la referencia de las emisiones en dólares.
“Los bancos estadounidenses y británicos están demostrando su pragmatismo. Están llevando a cabo las operaciones programadas independientemente del repunte del coste por el coronavirus. No quieren verse con el agua al cuello si por cualquier motivo la situación se prolonga”, señalan desde otra entidad en la que, eso sí, aseguran que pese al alza de los intereses el coste sigue siendo muy favorable.
Para llevar a buen puerto la operación, el gigante estadounidense recurrió exclusivamente a los servicios de su propio equipo de banca de inversión, sin buscar asistencia de otras entidades.
El banco consiguió captar una demanda sin precedentes al captar más de $21.733 millones (20.000 millones de euros) entre la suma de los diferentes tramos que componen la operación, lo que supone un exceso de dos veces la cantidad finalmente adjudicada.