Un grupo de investigadores de la Escuela de medicina Icahn de Monte de Sinaí de Nueva York concluye que la eficacia alcanzada con una sola dosis de las vacunas de ARNm ayudaría a solventar las limitaciones en el suministro y también mitigaría los efectos secundarios innecesarios de una segunda dosis, que, según los investigadores, “son significativamente mayores en las personas con inmunidad preexistente al SARS-CoV-2, el virus que causa la covid-19”.
“La eficacia de dos inyecciones del SARS-CoV-2 de vacunas de ARN mensajero (ARNm) -BNT162b2, de Pfizer, y ARNm-1273, de Moderna-, para prevenir la infección sintomática del SARS-CoV-2 en personas sin enfermedad previa ha demostrado ser alta y nos preguntamos cuál sería la respuesta a la primera dosis de vacuna en personas con Covid-19 anterior”, señalan los investigadores en la carta al editor publicada en la revista New England Journal of Medicine, NEJM.
Para responder a esta pregunta realizaron un seguimiento a 110 participantes del estudio longitudinal PARIS (Protection Associated with Rapid Immunity to SARS-CoV-2) con o sin SARS-CoV preexistente documentado en los que analizar las respuestas de anticuerpos.
Los participantes tenían una edad media en el momento de la revisión de 40,0 años, siendo 67 participantes seronegativos [64% mujeres] con una edad media de 41,3 años y 43 participantes seropositivos [59% mujeres] con edad media de 41,4 años que recibieron su primera dosis de vacuna de ARNm en 2020 (88 recibieron la vacuna Pfizer y 22, la de Moderna) en el que se analizó el pico de IgG del SARS-CoV-2.
El primer grupo desarrolló anticuerpos a los pocos días de la primera dosis en una tasa de 10 a 20 veces mayor que los que no habían pasado la enfermedad, y a una tasa de más de 10 veces después del segundo pinchazo.
“El muestreo repetido después de la primera dosis indica que la mayoría de los participantes seronegativos tuvieron respuestas IgG de SARS-CoV-2 variables y relativamente bajas dentro de los 9 a 12 días posteriores a la vacunación”, señalan los investigadores en el estudio.
Es igual o incluso la supera
“Demostramos que la respuesta de los anticuerpos a la primera dosis de la vacuna en personas con inmunidad preexistente es igual o incluso supera la respuesta en personas no infectadas después de la segunda dosis”, afirma Viviana Simon, autora del artículo. Por ello, concuye, “creemos que una sola dosis de la vacuna es suficiente para que las personas que ya han sido infectadas por el SARS-CoV-2 alcancen la inmunidad”.
Más concretamente, los anticuerpos de los vacunados con inmunidad preexistente fueron de 10 a 45 veces más altos que los de los vacunados sin inmunidad preexistente después de la primera dosis de vacuna (hasta 25 veces más altos entre los días 13 y 16) y también excedieron la media de anticuerpos los participantes sin inmunidad preexistente después de la segunda dosis de vacuna.
Aunque los anticuerpos de los vacunados sin inmunidad preexistente aumentaron tras la segunda dosis de vacuna, no se observó ningún aumento de anticuerpos en los supervivientes de Covid-19 que recibieron la segunda dosis de vacuna. Tampoco se observaron diferencias sustanciales en la dinámica de las respuestas de anticuerpos provocadas por las vacunas Pfizer y Moderna después de la primera dosis.
Respuesta inmunitaria muy rápida
“Estos resultados sugieren que una sola dosis de la vacuna provoca una respuesta inmunitaria muy rápida en los individuos que han dado positivo”, afirma por su parte Florian Krammer, quien añade que esa primera dosis se asemeja inmunológicamente a la de refuerzo (segunda) en personas que no han sido infectadas.
El equipo también investigó las reacciones tras la primera dosis de la vacuna en un segundo grupo de 231 individuos, 83 de los cuales habían dado positivo en covid-19, y 148 que no lo habían hecho.
Aunque las vacunas se toleraron bien en general, en ambos subgrupos se detectaron síntomas en el lugar de la inyección, como dolor, hinchazón y enrojecimiento de la piel.
En los receptores con inmunidad preexistente, sin embargo, los efectos secundarios se produjeron con una frecuencia significativamente mayor, incluyendo fatiga, dolor de cabeza, escalofríos, fiebre y dolor muscular o articular.
Viviana Simon sugiere, si se desconoce el historial de infección de un individuo, utilizar un test serológico para detectar anticuerpos: “si el proceso de cribado determina su presencia debido a una infección anterior, entonces podría no ser necesaria una segunda inyección de la vacuna”, concluye.